Nunca es todo igual

Debía pensar que a veces.
corrijo, casi siempre.
nunca es todo igual.

Te pareces permanentemente a aquella flor programada por un científico de Massachusetts
en verano, con locura,
cuando el sol era una lámpara encendida en el fondo de un escritorio,
en un cuarto sin nosotros...

(nosotros no existe)

Hay algo de decepción en la luz
que ilusionada erosiona abrúptamente el cristal
y emerge en al habitación donde estoy solo
junto a tu cuerpo, junto a esas fotos
donde no estás, donde no estoy,
donde no hay
gente desconocida.

Ya no te creo,
sé que hace tiempo marchaste de donde estás sentada ahora
siguiendo a un niño, a un reloj, a todo lo que nunca ha sido.

Yo no te creo
sé que cuarenta años no son nada, no son suficientes,
nada se parece a todo, porque jamás tampoco he sido.

Estamos programados para activar neuronas
que creen en mentiras
toda creencia es mentira
decepción en el espejo, en la luz,
en el ojo que no quiere recibirla.

No mirar, no mirar este vacío
del cuarto vacío
del cuarto sin nada,
sin nadie
donde escribo mientras sin saber
descansas a mi lado.


Vienes

Vienes desde la sombra que apoya la luz en el suelo,
desde la marca del aire en el extremo de la piel
desde el instante que detiene la hora
desde el sueño.

Que amar era una palabra complicada lo sabíamos
que no comprendemos qué significa,
amar, armar, matar
también.

Pero existe, todo lo que tiene nombre existe
y vienes desde el sueño a recordarlo
a recordarme
esas cosas...

la luz (que traes) / la sombra (que dejas)
la piel (que toco) / el aire (que rodea)
la hora (de marchar) / el instante (que queda)

después

el resto de la vida.

Estoy

Descansa, no me busques
soy como las otras
barreras de tu vida
la piel, el átomo,
la nada.

Detrás de ellas habito y no existo,
la antimemoria reflejada en lo opuesto
el antirecuerdo que se detiene en la antipupila un segundo
para luego
desaparecer

Estoy
al otro lado.

Por eso
no me busques.

Ya estoy
compensando tu materia.