Si no te hubieras ido
el mar ya no seguiría marcando una distancia
una roca no hubiera detenido un barco
y el avión sería otro pasajero más.
Sobre esta extensa llanura que llamamos pensamiento
se observa cómo sobre el cristal
se apoya una ventana
y sobre la ventana
se apoya una cabeza
y sobre la cabeza
la tarde se convierte en lluvia.
Aquí el tiempo es diferente
pasan las horas a la misma velocidad
aunque más despacio
hace calor
pero también llueve.
Si no te hubieras ido
la tierra sería del mismo tamaño pasajero
no vendría a recogerte
y tu cabeza seguiría apoyada
en la ventana
en el cristal
en la lluvia.
La tarde sería un círculo complejo
pero tú me recordarías
y yo
no tendría que regresar para olvidarte.
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