Me acuerdo de ti,
calles de una ciudad con calles antiguas.

Dos veces he amado la lluvia sobre el suelo,
la niebla, paredes grandes, astros,
diminutas estrellas que colapsan, se estremecen
a millones de millones de millones,
me acuero de ti

A 8000 kilómetros
la distancia, el recuerdo, no desaparece,
los ángulos se suavizan
la forma pierde el color
se imagina.

Geometría básica para un cuerpo
que te echa de menos

Voy - Vienes

Quién eres, a quién dedicas el reflejo.
Hoy vi tu nombre escrito en una esquina.
Me llamo como te llamas.
Te espero entre el cristal y la sombra.

Soy, eres
mismo pulso que encontró una vida,
códigos que sólo tú entiendes
mi nombre oculto
en la pantalla
números, frases
a la vuelta de tus ojos.

Escribe en el espejo
esto
sabré quién eres.

a través del tiempo

Aún tengo en el calendario
la fecha, el penúltimo beso
y todas las veces que te amé sin que supieras.
Cada año te saludo dos veces
como el que relee un libro y descubre
la literatura exacta de las cosas.

Yo te leo extrañado,
sé que estábamos/estamos
escribiendo en un papel una maleta,
hablábamos/hablamos de las cosas inútiles
perdiendo el tiempo…

Sé cuál es el día correcto para llamarte,
lo sabes…
Me esperas/espero 
en páginas diferentes otro año.

árbol

El legado del hombre que espera
la zona del fondo que asoma. Árbol va,
como un recuerdo desaparece,
nada más terminar el día. Aquí
un niño pasa y pisa la hierba,
como si fuera otoño una hoja
viaja. Nada más, repito,
el legado de un mal verano,
de una borrachera estúpida.
Cartas abiertas sobre la mesa
y una canción para esperar.

El triunfo de ti
es esta vuelta a las palabras que como todo discurso sin mensaje aburre.
Llevo diciendo lo mismo
y lo mismo te espero como el que espera
que Noviembre sea un mes que se olvide
y todos nos vamos muriendo exactamente a la misma velocidad
y luego la mano toma el pulso de la mano que muere
y poco le importa.

Porque también mueres.
Porque también es difícil estar a la hora exacta en el mismo sitio.
Porque eres casualidad
y hay una nube gris a la derecha,
y hay un vaso depositado en el sitio acordado,
y todo es diferente,
nada se parece a lo que espero.

            no eres tú y al igual te presentas a otro hombre que tampoco soy yo y te saludo

El triunfo de ti
no es estar recordándote en las últimas horas
sino que siempre sean las últimas horas

Que a fin de cuentas todo se parece a mi y nada
es distinto a este cuerpo

que espera y se envejece.

nada queda

quédate
la copa ha quedado vacía
la luz es un color de ausencia
no sé por donde empezar a repetir tu nombre
no sé por dónde acercar el pulso
dejar la sombra. Tengo miedo de esta casa.

quédate
como si faltaran cinco días para el final de los días
tu presencia se hace gigante y tiembla, es
mi mano la que tiembla.

Sé que nada
queda, quédate
sólo un segundo y la vida



eres una página vacía que se arrancó de un libro que jamás escribiré
la letra
que se imagina
No espero recoger en un árbol un fruto en el suelo
quedarme con la semilla de un hoja que es ya otoño
olvidarme de todo esto y comer
como como todos los días que me acuerdo
de la fruta que no recojo.

...al final te esperé desde el lugar que empieza
(claramente equivocada es la dirección en la que los sucesos
se quedan aquí,
estáticos y oscuros como lo invisble en lo oscuro
como un día
que sale por el este y quema
y duerme por la noche
como todas las cosas
que duermen por la noche
y termina
como terminan las cosas que terminan)
sin la palabra fiN

esperar

Espero
que el minutero no llegue a la hora exacta todavía.
Apenas
sobran cinco minutos desde que vi cómo mirabas el reloj,
espero
que no sobre el tiempo que queda.