Lenta podredumbre

Porque ya no puedo decidir tu nombre...

quedarme agazapado, desahuciado, sin respuesta,
en el color de las flores grises
cuando tallo y rama se arrodillan
ante el gérmen de lo último.

Paz bajo la sonrisa, -y quién la quiere-
porque yo no puedo decidir tu nombre
y quien te crea.

Camino, y la muerte
en el reverso de la vida no espera,
se aproxima, te va siguiendo,
alma que al alba ha derribado un cementerio
de cosas que jamás volverán a pasar.
(Lo imposible sólo existe en lo que queda)

Amar, amarte una vez como si fuera
la última tentación inevitable, repetiría
tu nombre en tu nombre si pudiera
derribar la memoria del beso último,
del beso primero.

Soy el hombre moribundo que aún mendiga
el aliento postrero que fue quedando
del beso, de ese beso
desahuciando sin respuesta todo el color,
tu color, como flor marchita,
antes viva, separando, lentamente en decadencia,
de mi la piel.

La muerte precisa no mata, va matando...
Vernos morir así no es justo.

Yo y mis alrededores

Quererte no es condición necesaria para mi biología,
sin embargo en estas horas en las que la luz mengua en el cuarto
y el aire afuera es denso y frío,
ahora que reconozco tu cuerpo vaciado
y que la materia es arena devorada por olas,
puedo hasta comprender
que no vinimos para quedarnos,
que coincidimos estáticos en el tiempo,
en el espacio,
y que fue necesario para todo
aquello
y que aquello quizá fue todo
lo que hace que mi biologia
sea ahora codición necesaria
para venir a quererte con otro cuerpo,
en otro tiempo
en el mismo espacio.

Calles

Hoy voy pensándote
como se piensan las calles antiguas,
con la memoria.

Y es que estas calles han cambiado,
han avanzado en el tiempo
derribando y construyedo edificios,
tienen habitantes nuevos
que no conozco.

Al final de un camino una fuente enorme
hace brotar agua de mi alegría.
Las plazas tienen y tiñen
de colores nuevos el sol que ahora es un espejismo
en los cristales. Hay
un silencio constante
que no conozo.

Yo miro a estas calles desde una montaña alta
no sé qué se dicen las gentes que en ellas habitan
me dedico últimamente a imaginarlo.

Me he quedado exiliado de ellas, de ellos,
por eso hoy voy con el recuerdo a transitarlas,
a pasear por las aceras conocidas,
a tu casa de la mano y contigo. No quiero
ver el presente, conocer su futuro
es conocer mi futuro mismo.

Octubre es un mes que no te comprende
por eso me quedo en el pasado
pensando, pensándote
como se piensan las calles antiguas,
mirando al suelo.

en el silencio

El silencio es el lugar donde se esconde tu vida.
La imaginación crea las palabras que se hacen dueñas
de un nuevo mundo más imposible que lejano.
El recuerdo de lo que ya no existe,
de lo que apenas permitimos que existiera,
se va quedando en esta mano sola
que se deja llevar a contrarritmo
hacia la muerte.

Se ha quedado borrosa la memoria
las mismas calles no guardan ya la misma forma
cada letra se escribe una a una como siempre
instante tras instante alejándose
como aire expulsado de la boca.

Me he quedado mudo en el recuerdo,
en el silencio, callándome

la palabra de este amor que ha llegado a destiempo,
el sonido del dolor arrancado de tu beso.