Lenta podredumbre

Porque ya no puedo decidir tu nombre...

quedarme agazapado, desahuciado, sin respuesta,
en el color de las flores grises
cuando tallo y rama se arrodillan
ante el gérmen de lo último.

Paz bajo la sonrisa, -y quién la quiere-
porque yo no puedo decidir tu nombre
y quien te crea.

Camino, y la muerte
en el reverso de la vida no espera,
se aproxima, te va siguiendo,
alma que al alba ha derribado un cementerio
de cosas que jamás volverán a pasar.
(Lo imposible sólo existe en lo que queda)

Amar, amarte una vez como si fuera
la última tentación inevitable, repetiría
tu nombre en tu nombre si pudiera
derribar la memoria del beso último,
del beso primero.

Soy el hombre moribundo que aún mendiga
el aliento postrero que fue quedando
del beso, de ese beso
desahuciando sin respuesta todo el color,
tu color, como flor marchita,
antes viva, separando, lentamente en decadencia,
de mi la piel.

La muerte precisa no mata, va matando...
Vernos morir así no es justo.

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