Saber que eras mentira
era un juguete demasiado tentador en mi cabeza.
Fácil era entonces hacerte, deshacerte,
empezar desde el punto más propicio,
construirte, reconstruirte,
acabar en el éxtasis más completo.

Y es que, en aquellos días,
el final no era sino otro lugar más en medio del tiempo, y tú
todo lo que he querido olvidar por imposible.

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