No sé hasta dónde existes,
hasta qué parte la tela es parte de ti,
hasta dónde es útil tu sonrisa cosida al revés.
Te mueve una mano que saluda o despide
un ojo de cristal que cae o cuelga.
Lo mismo da, por tu brazo roto
se te sale el corazón de espuma.

Me ayudas a dormir...
feliz con una camisa manchada,
un bolsillo descosido, la imaginación intacta.

Vengo a llevarte...
vengo a llevarte como un niño
que lleva su oso roto de la mano
hasta el abrazo.


la cena

             Nadie viene para la cena. En el plato
pongo una naranja llena de angustia
el interior envuelto en zumo la descolora.

             La mitad de las veces hay una mesa
vacía y queda
este silencio. El sonido
del cuchillo al colocarlo
es otra ilusión.

              La mujer
que venía a visitarme se ha marchado,
y todo queda
en esa posición exacta que tienen las cosas
al quedarse.