No sé hasta dónde existes,
hasta qué parte la tela es parte de ti,
hasta dónde es útil tu sonrisa cosida al revés.
Te mueve una mano que saluda o despide
un ojo de cristal que cae o cuelga.
Lo mismo da, por tu brazo roto
se te sale el corazón de espuma.

Me ayudas a dormir...
feliz con una camisa manchada,
un bolsillo descosido, la imaginación intacta.

Vengo a llevarte...
vengo a llevarte como un niño
que lleva su oso roto de la mano
hasta el abrazo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario