Desde el monte Gravendorf

                                               I


Desde el monte Gravendorf se ven los edificios y los pájaros
a la misma altura y con el mismo color. Las calles
son como flechas sin destino, árboles secos que decoran las aceras,
hombres que transitan al ritmo del paisaje. Desde la altura, sin alas
puedo ver la ventana por la que cuando sea de noche,
la luz de una lámpara, amarilla, presagiará la estancia de ti,
y una silueta inmóvil esperará oscura en la calle,
a que te vistas te tacón y rojo,
hasta que la luz apagada proclame el beso,
hasta que el ruido del motor, la huida. Qué lejos quedará entonces,
esa casa, el recuerdo, aquella infancia.

Desde el monte Gravendorf, también se escucha el mar,
y su sonido es como el de un vaso de café que flota en el trabajo,
bajo los escombros de ese edificio un hombre escribe un poema
y entonces la realidad existe por un minuto y piensa en sus hijos,
y en su mujer, y en la mentira. Nadie vendrá a abrazarle
en la noche del motel cuando oscurezca, puedo deciros
entonces, que yo le vi llorar, y estaba en súplica,
arrodillado y su poema era un papel demasiado blanco,
nada quedará entonces en su futuro, en él,
el hastío es irreparable.

Gravendorf es un lugar en una pequeña montaña
desde la que se puede ver casi todo.
Suele ser visitada por cuerpos sin forma definida,
hombres y mujeres que han perdido
el reflejo, la casa, la propia imagen,
dioses a quien amar por desvalidos,
sombras sin cuerpo, luces que vagan almas.

A mi edad no es fácil decir que se ha hecho tarde,
que se ha perdido todo. Se fue la infancia al verte
y lleguó a la vejez por la soledad.

En el monte Gravendorf paso los días
(no sé si los míos o los de otros)
imaginando historias
(no si las mías o las de otros)
recordando, recordándome.
(no sé si a mi, no sé si a otro)

Hojas

Se desvela el sol y desaparece;
el campo de otoño, gris y amarillo es como el verano.
La puerta de una casa queda cerrada al viento,
las hojas son roedores buscando abrigo,
el hambre se cocina con agua y sal,
y nadie duerme. Cruje una mesa,
un libro en la mano, la luz se tambalea
como una resaca de alcohol y sueño.
¿No te despides?
El ruido de la puerta final,
ha hecho entrar algunas hojas.
El viento debate tras la ventana
sus verdades. Aquí,
todo sigue igual, nada que decirse,
nadie a quien hacerlo.


Aún

No despereza el sueño la onda del dolor que sobrelleva
la constante marcha del amor hacia la muerte.
Ha cicatrizado todos los lugares con espuma del odio,
la anterior forma de la vida. Aquí me tienes,
soy árbol quemado del campo yerto
de la hora muerta del lugar soñado, ven por mi,
no tardes... Se quedará el pasado
guardado en frasco de pequeño traje, dormirá
el recuerdo en la cabeza de los hijos que no mueren,
nacerá la sombra por fin en esta plaza
que como el mar viene y se lleva
arena devorada por olas. Soy
y sigo siendo cuerpo, materia sin retorno,
fecha caduca, vísceras en equipaje. Y no quiero despertar mañana
para tener que ver el dolor de otros hombres, que como yo,
han dejado de creer en la alegría. Marcharé por fin
sin despedirme, mintiendo al paisaje,
a todo lo que de mi
queda aún en mi propia vida.

Ven a guardarme en tu memoria

Quiero construirme en tu cabeza
una pequeña casa con ventanas
que dan al mar. Pasear las tardes de enero
de la mano del recuerdo que tienes tú
de ti cuando me abrazas.
Desnudar a todos tus cuerpos que han pasado
por mi cuerpo,
aquellos que ya no podrán volver a pasar fuera de ti.
Por eso,
hoy te pido que vengas a guardarme en tu memoria,
me expulses de la materia,
para poder quedarme a vivir en tu pasado.

36

Tres docenas, la pescadería y la pescadera,
amor que se compra con lo que hay en los bolsillos.
el pantalón vaquero roto, la mano sucia,
el tenedor y la miel de la espalda,
líquido y pared, sombra y poema,
la serpiente, una mujer que mira,
el cuchillo, la madera, el regalo. Sí,
hoy parece que no estás en mi cabeza.

35

Aveces la tarde se convierte en sombra para un hombre,
pesado equipaje del mismo día, como si las horas
tuvieran materia, la noche
pesa como todos los nombres. Siempre
hay un lugar para recordar la vida
pero siempre debe ser mejor no hacerlo.

El hombre bebe su cerveza y su memoria,
se fija en la mujer que está besando
al hombre que está mirando
a la mujer que está sentada.
Recordar el futuro es describir
las puertas de su pasado.

-Hoy me marcho-dice-mañana vuelvo-
pero todos sabemos que mañana
beberá de la misma cerveza
soledad del mismo día.

Memoria

Todo comenzó aquí,
dentro de una agenda,
una lista de cosas que decir en un papel,
libros extensos de objetos complicados
y demasiado tiempo. El dinero,
la desidia, lo no exacto,
no saber que lo fácil es fácil,
que el amor no basta
y que por el día hay suficiente luz...
son cosas por las que he mendigado tu nombre
últimamente.

En mi memoria hay espacios de ti
donde paseas sin conocer mi vida,
y estoy de nuevo en ese papel
que me recuerda cosas importantes.
He desperdiciado mi cuerpo
y todas las horas ahora son salas vacías,
cartones en portales y tu nombre
en mi cabeza es como si fueras tú.
Prefiero siempre a la que se ha ido,
su calle verdadera,
su colchón donde pasaba sus horas
esperando.

Deslluéveme la tarde

Deslluéveme la tarde,
y enero será un pasadizo donde
me quiero perder
enséñame su recorrido,
con una alfombra del tamaño de un día.
Bajemos la cabeza al pensamiento
y busquemos una excusa para recordar la tarde,
por que hoy quiero que existas
repleta de palabras que te completen,
repleta de ti para que seas
un poco más tú de lo que creo.

Un hombre cualquiera

Un hombre pasea por una calle y piensa
en sus hijos, lo que no hizo,
lo que debió hacer, todas las verdades,
las grandes mentiras, aquella muchacha,
la hipoteca, el perro, la mancha de café,
las estadísticas, todo lo que dice el periódico,
Andrés y su propia muerte, el club de las cinco,
una cerveza, droga en sus pulmones,
el viaje, el sexo, el otro sexo,
su nueva hija, el pan tostado, el examen,
la calle que construye, aquellos ojos, el semén,
azufre, el reloj, el móvil, un móvil,
la muerte misma. Llega al trabajo,
se sienta y siente el peso de su vida.

Recuerdo

Me acuerdo de ti y de tu nombre.
En la estación te vi subir a un tren,
no sé muy bien si me invento ya el recuerdo,
pero creo que así te fuiste. Era otro tiempo,
yo buscaba aroma de tu sexo. Mi vida,
no era más que otro traje
en ti desnuda.
Me abrazas
y el recuerdo es del aire.
Hoy me quedo en el andén mirando
tu forma de cristal lloviendo. Mañana
no sabré levantarme, vivir
de tu último viaje.

y que la muerte sea sólo para nosotros


Que no te he visto construir mi vida
como si fuera un muro de vanidad traslúcida,
lo único, es que a veces la serpiente
busca tu calor de muchacha entreviva.
Afuera, la lluvia balancea la pelvis
esperando el ciclo milagroso de tu carne
estirada en grito contra la mía.
Bésame y deja que el mundo acabe,
que se derrumben los nombres de los malditos,
que la barca no pasé a la otra orilla
que no se ahoguen los animales,
y que nosotros volvamos al polvo
ya que del polvo hemos venido.


Así es

                                                      (para Benny)

Amar es difícil,
terriblemente complicado,
es cosa loca para sabios o suicidas.
Me quedaré mejor en mi sofá de mugre
esperando una nueva revista,
sin amor,
sin amar,
sin vulgaridades.

Todo lo demás

Puedo volver al lugar donde partí
no está demasiado lejos y sin embargo
me falta el pulso, el ánimo ahora es
arena de calle.
Amar fue tan fácil como una palabra
que se dice todos los días,
éramos uno repetido y todo lo demás
era aire. Se me viene
el color desmedido de tus ojos
a la garganta
y me falta todo lo demás, entonces
¿por qué sigo vivo? Amar fue tan fácil
que puedo volver a lugar donde partí y sin embargo
sé que todo lo demás, la vida,
te arrastra como marea
y tu ánimo ahora es
agua de nube. Se me vienen
encima ciertas partes de tu cuerpo
y pesan ahora como el mundo que dejé pasar.
Amar
fue un palabra que se olvida
como todo lo fácil.

Uno de enero

Parece que todo el mundo duerme y a veces
es uno de enero.
Tal vez nadie salga o nadie haya buscado
otro lugar en un día que vuelve
a ser el mismo día.
Ayer, hoy se funden y todo
es como nada, vacío igual que lleno,
y sin embargo
nadie firmará este poema.
Nadie lo habrá escrito

Pienso en ti, y en la última vez
bajo las sábanas. Aún duermes.
Sé que te irás y enero se habrá convertido
en ese mes que se despide.
Todo el mundo está esperando
los sueños, ayer, hoy
y es uno de enero ¡tantas veces!