y que la muerte sea sólo para nosotros


Que no te he visto construir mi vida
como si fuera un muro de vanidad traslúcida,
lo único, es que a veces la serpiente
busca tu calor de muchacha entreviva.
Afuera, la lluvia balancea la pelvis
esperando el ciclo milagroso de tu carne
estirada en grito contra la mía.
Bésame y deja que el mundo acabe,
que se derrumben los nombres de los malditos,
que la barca no pasé a la otra orilla
que no se ahoguen los animales,
y que nosotros volvamos al polvo
ya que del polvo hemos venido.


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