Aún

No despereza el sueño la onda del dolor que sobrelleva
la constante marcha del amor hacia la muerte.
Ha cicatrizado todos los lugares con espuma del odio,
la anterior forma de la vida. Aquí me tienes,
soy árbol quemado del campo yerto
de la hora muerta del lugar soñado, ven por mi,
no tardes... Se quedará el pasado
guardado en frasco de pequeño traje, dormirá
el recuerdo en la cabeza de los hijos que no mueren,
nacerá la sombra por fin en esta plaza
que como el mar viene y se lleva
arena devorada por olas. Soy
y sigo siendo cuerpo, materia sin retorno,
fecha caduca, vísceras en equipaje. Y no quiero despertar mañana
para tener que ver el dolor de otros hombres, que como yo,
han dejado de creer en la alegría. Marcharé por fin
sin despedirme, mintiendo al paisaje,
a todo lo que de mi
queda aún en mi propia vida.

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