Como el otoño

Como el otoño
que devuelve las hojas al suelo,
el amor es solo pasar de aire.

Tránsito

Es el tránsito del amor de un cuerpo a otro
el que va desgastando la mano que toca el cuerpo nuevo,
dando la vuelta a los ojos del que mira
a su pasado
dejando la pupila en su cerebro. Necesariamente
descompasados están los cuerpos que se besan,
injustos, como un objeto contra otro,
el cuerpo queda vaciado por otro cuerpo.

Amor es una palabra maldita entre los hombres,
huid de ella.

En esa constante alusión de pieles y muertes,
en este devenir de nombres y ciudades
este de aquí y esta de ahora  son lo que importa.
Desconfiad de la promesa, no soñéis con vuestro futuro,
pues no existe.
Aunque haya una maldita mujer que te conmueve
un hombro de un hombre que te calma y vuela,
no le miréis a los ojos, no claméis por su belleza,
no se lo merece.
Degollad con vuestras manos el tú, el ella, el él, y su cabeza,
todas vuestras mentiras,
pues no existen.

Porque el amor se va desgastando en el tránsito de los cuerpos,
hasta quedarse en este pueril y mundano odio hacia todo
necesariamente desgastando la mano del cuerpo nuevo
por no haber sabido retener la mano del cuerpo otro.


De La Falsa Tortuga

En el final Alicia llevaba tu nombre (...)
Quiero parar el reloj,
tomar siempre el té contigo, (...)
No vuelvas a tu casa,
regrésame a ese país
bajo la tierra.

Como el tiempo

Te he dejado bajo el puente de mis sueños,
amor de los días oscuros.
Iluminada de río
creciste como el llanto,
amada de años antiguos.
Vaciado de amor contemplo tu cuerpo oscuro,
yo te quise como se quiere al tiempo
como el recuerdo te ha querido,
desperdiciándolo.

Páginas para salvarnos I

Me gusta tu piel redactada en un libro,
prolongar su lectura hasta la tarde,
y después hundirme en el sofá
para ver viejas series que me recuerdan a ti,

La vida en aquel entonces
era un recuerdo plagado de arañas,
la capital de una ciudad construida a deshoras,
viento que venía de no se sabe.

La vida en este ahora
es un continuo buscar insectos,
es un arrancar siempre las últimas páginas,
para no saber el final... es esta mano sola.

Hago trampas y el futuro se presenta
igual que siempre.
Me da miedo la eternidad,
pero más miedo me da
que tu cuerpo se acabe.




La espera es un rincón vacío de tu cuerpo,
el lugar exacto donde estoy ahora.

No prometo



      No prometo que el recuerdo no me invada transferido por  antenas de televisión que captan el pasado y lo transmiten a cerebros obsoletos como el mío. /
Ni juro que no piense una vez más en esos labios que capturan una vida y la exponen a todos los peligros del planeta. /
No ruego que se deshagan las imágenes y los cuerpos y sonidos de su boca y de su mano en mi retina /
ni  preciso no levantarme llorando del suelo atormentado con la visión de esos ojos que me arrancan el futuro. /
No pongo a ningún dios por testigo de que no vuelva a enamorarme de ese nombre que ha nombrado todo lo que existe y se ha  vivido, /
ni que no eche en falta todavía su sonrisa y su brazo cuando duermo, si es que duermo de algún modo. /

No, no prometo, no juro, no deseo.  /
No, no me arrepiento del tiempo y de su lado.



Botones




          Mi hermano tiene 728 botones o muchos más. Todos o casi todos encontrados en la calle. Posiblemente cada botón es de diferente traje y cada traje es de diferente persona. Puede que algunas personas ya hayan muerto o que incluso algunos de estos trajes ya no exista. También es posible que uno de esos botones fuera de esa hermosísima mujer que se quitó la blusa y me robó la vida o puede que fuera de aquel hombre que se quitó la camisa y me robó la mujer. Da igual ya. Son bonitos y redondos, aunque también los hay cuadrados y de diferentes colores, igual de bonitos. A veces pienso en ellos, y en mi hermano y en toda esa gente que lleva botones y los deja caer y los pierde para siempre... y entonces, vuelvo a recordar irremediablemente a esa hermosísima mujer y busco desesperadamente algún botón suyo entre mis cosas.

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mi vida se repite constantemente circularmente
todas las palabras ya me las han dicho
todos los cuerpos ya los he visto
es un volver y empezar
desanimado
sabiendo que el final
es un continuo volver y empezar
hasta la muerte
mi vida se repite de manera circular
en lo constante
es un eterno empezar desanimado
circularmente empezar hasta la muerte
todos los cuerpos ya me los han dicho
todas las palabras ya las he visto
pero sé que es un final
terriblemente
porque es un final del que no se vuelve.

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Nada existe en días como hoy,
es inevitable saberse evitable.

4166

La playas estaban llenas de niños muertos
a la hora del té de las mujeres felices.

4165

Barrí mi vida hacia el centro de la casa.
Hago cifras con el papel que aún me queda.
Devolveré los ojos al sueño y después...
Nada.
La mano quedará guardando el pulso,
contando sillas
y vacío.

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A lo lejos está el recuerdo, una casa, llanto y varios libros,
amor desorbitado, un centro de flores sin flores,
mar, zapatos y circo, este poema repetido.

Atrás quedó la palabra maldita, lo necesario,
notas en la pared, rutas de lo viejo,
lo que nunca debió decirse y lo que nunca se dijo.

Me acuerdo de ti, sinceramente,
porque el pasado es lo único eterno.

enlace

He guardado una caja dentro de otra caja
y no tenía más que guardar.
La habitación vacía tiene el mismo sonido
que yo bajo mi piel.
Hay unas escaleras que conducen a la calle
y un taxi no me espera.
No tengo prisa. Ni llanto.
El futuro es ahora una ilusión óptica,
sólo es aquello que adelantan mis ojos.
Una pared.
He dibujado en un papel la última espera.
Me estoy marchando de mi casa y no regreso.
No huyo. Estoy consciente. Dejo el papel y salgo.
Atrás... la espalda y otras cosas que no suelo ver.
Delante...no lo sé tampoco, siempre miro al suelo.





Últimamente

Últimamente me acuesto temprano y pienso
en la rabia y en el lado derecho de la cama.

La distancia es una isla ajena que me devuelve el sueño,
por eso recuerdo hoy aquellos nombres de mi vida,  como lugares anclados
en otro agua y los acerco con fuerza
con la soga que quita cuerpo a la nada,
para que me defiendan
de ti,
de mi segura muerte en tu hueco izquierdo.

Es normal echarte en falta
con este maldito empezar de nuevo. Y tantas veces,
en este lugar maldito y viejo.

Por eso últimamente
me acuesto temprano y no quiero pensar.

ya...

Y detrás de mi han pasado diez días,
en el patio sigue muda una estaca
con un cristal que se rompe despacio,
despedida que ya vomita rojo.

Y la tarde es enjambre de una hora
que construye una pared tras la casa
con aritméticas sombras que pueblan
esta mano dura, el pecho, ya un ojo.

Hay suficientes días de estar vivo,
la noche guarda líquen de una llaga,
mi estómago reluce por la boca,
yo quiero ser guardado ya en tu fondo.

Quítame el sexo,
mátame la vida
no importa, porque mis átomos sin ti,
la mañana, ya se separan todos.

como se derrumba un edificio

(...)
He prolongado la tarde hasta tu casa,
necesariamente estaba huyendo de este cuerpo
deshabitado, de esta
mundana frase que contiene
no sé el qué, de esta
mañana opaca.


La calle antigua era la memoria
y no era extraña en mi unas veces,
no era extraña casi nunca.
Debí decirte, amor, que no marcharas,
retenerte,
que no cambiaras mi casa por tu casa.(...)

pienso

Pienso en ti
un pequeño libro de mi vida
abre sus hojas y se escribe
mientras te estoy mirando
desnuda
en el aire de otro cuerpo
reflejada en letra.

Quiero contar todas las veces que he escrito esto
todas las veces que he mentido
quiero
leer repetidamente este poema
y borrarlo para escribirlo de nuevo.

lo que

lo que es estar diferente
eres y no se toca, cuerpo
quiero el eres, el contigo
única, el ser en ti perfecto

La cara de yeso

     Hoy he contado todos los lugares en donde he visto una nariz de yeso, creo que me he aproximado bastante al número de lugares en los que he visto una cara de yeso. Normalmente las caras de yeso suelen tener nariz de yeso, por los menos las que he visto, además normalmente las narices de yeso suelen ir acompañadas de caras de yeso, por lo que dudo que me haya equivocado mucho. Me gusta contar cosas. Me gusta más saber la cantidad de cosas que hay en algo determinado. A veces veo una mano y cuento los dedos, otras veces trato de saber cuántas formas en relieve hay en las paredes de mi cuarto, la cantidad de páginas, de palabras, de letras que he leído, cuántas veces me he cortado las uñas, cuántos azulejos hay en el suelo, cuantos nombres diferentes he conocido... Pero creo que no hago nada especial, ni quiero hacerlo. La vida se resume en la cantidad de veces que tal cosa o que tal otra, y aunque el número no importe, todo lo que hacemos, lo hacemos una o más veces y somos uno o más seres, aveces, o casi siempre, con cara de yeso y nariz de yeso en un mismo lugar determinado.

Pisapapeles

Quiero comprarme un pisapapeles, para que pise papeles y no lo tenga que hacer yo. Las tardes de viento se acercan y quiero mis manos y mis pies libres para otros asuntos.