Tránsito

Es el tránsito del amor de un cuerpo a otro
el que va desgastando la mano que toca el cuerpo nuevo,
dando la vuelta a los ojos del que mira
a su pasado
dejando la pupila en su cerebro. Necesariamente
descompasados están los cuerpos que se besan,
injustos, como un objeto contra otro,
el cuerpo queda vaciado por otro cuerpo.

Amor es una palabra maldita entre los hombres,
huid de ella.

En esa constante alusión de pieles y muertes,
en este devenir de nombres y ciudades
este de aquí y esta de ahora  son lo que importa.
Desconfiad de la promesa, no soñéis con vuestro futuro,
pues no existe.
Aunque haya una maldita mujer que te conmueve
un hombro de un hombre que te calma y vuela,
no le miréis a los ojos, no claméis por su belleza,
no se lo merece.
Degollad con vuestras manos el tú, el ella, el él, y su cabeza,
todas vuestras mentiras,
pues no existen.

Porque el amor se va desgastando en el tránsito de los cuerpos,
hasta quedarse en este pueril y mundano odio hacia todo
necesariamente desgastando la mano del cuerpo nuevo
por no haber sabido retener la mano del cuerpo otro.


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